Corrales para bebés…

 

Los hay de todos los estilos, grandes, pequeños, en acero, en plástico, en madera… Hacen parte de la famosa «lista de compras para el bebé» de muchos padres, a simple vista inofensivos, al ver estas fotos incluso pareciera que estos niños se la pasan divinamente en su corral, pero…¿es recomendable su uso?

 

Nosotros optamos por no meter a nuestro hijo en uno de estos artefactos que más se parece a una «jaulita».

 

No recomendamos su uso porque somos partidarios del libre movimiento, sin embargo sabemos que muchas madres necesitan hacer las tareas del hogar o ducharse tranquilas y en esos casos puede ser muy útil.

Estos aparatos deberían usarse con mucha cautela, en momentos realmente necesarios y poco tiempo.

Sabemos que hay niños que se la pasan ahí metidos, jugando solos, sin poderse mover, sin poder gatear… el colmo de todo esto es que luego los vemos los sábados en clase de estimulación o se convierten en «los niños que nunca gatearon».

Papás, mamás si quieren meter a sus hijos a clase de estimulación para bebés está bien, pero recuerden que lo más importante es darles libertad a sus hijos cotidianamente pues ellos necesitan moverse y explorar, recorrer la casa y descubrir todos los objetos que hay en ella, así es como ellos aprenden.

 

Adaptando la casa al bebé

Asegurénse de que su casa esté libre de peligros, guarden o pongan fuera de su alcance todos los objetos con los que el bebé podría hacerse daño, los objetos que para ustedes son importantes y los que no quieren que él toque, así evitarán accidentes y sobre todo evitarán andar detrás del niño diciéndole NO, NO, NO hasta el cansancio… claro que pueden pasarse el día en esas! pero ¿les parece muy agradable?
Tu niño no se va a malcriar si no escucha seguido la palabra NO, es más, si no está acostumbrado a oirla todo el día, en el momento en que se lo digas tendrá mucho valor y sabrá escucharte.

Definitivamente no podemos esconder todo en la casa pero existen alternativas a la palabra No, como decir «evita», «deja eso», «para por favor», «me lo entregas por favor», «lo vamos a dejar guardado», «lo vamos a dejar en su sitio», «lo vamos a guardar», «ese cajón debe permanecer cerrado», «este objeto es muy importante para mí, vamos a cuidarlo»…

 

No le mientas

No le digas que todo está sucio o que todo es peligroso, tampoco uses la palabra «caca» para todo lo que no quieres que toque, le puedes explicar con palabras sencillas por qué no quieres que toque algo y entre nos… un bebé no se va a morir por comer algo de mugre o moder una caja.
No le digas que algo es peligroso si realmente no lo es, harás que la palabra pierda valor y si finalmente todo es «peligroso» ¿cuándo sabrá el niño que verdaderamente corre peligro?, ¿cómo podrás evitar un accidente?

Reserva la palabra prohibido para las cosas realmente peligrosas!

 

Entonces…

 

¿Qué peligro corre un niño en un corral?

El mayor peligro que corre un niño en un corral es que se le coarte su libertad, que se le corten sus alas, que se frene su deseo innato de descubrir, que se le oprima, que se subestime su valor como persona, que no se le trate con el respeto y la dignidad que se merece.

Tratemos a los niños con empatía, pongámonos en sus zapatos, tirémonos al piso y observemos nuestra casa con ojos de niño, guardemos lo que es peligroso, expliquemos con paciencia lo que el niño debe cuidar o dejar en su lugar, creemos un ambiente propicio y seguro, un ambiente sano, tranquilo, donde hayan pocos NO, donde se pueda explorar y aprender.
Escrito por Juliana.

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