Cuando tienes un hijo todo el mundo opina, eso es pan de cada día!
Yo siento que la gente se mete demasiado en las decisiones de los padres primerizos, desde que él bebé nace ya te están advirtiendo que " lo vas a malcriar"… No todo el mundo se siente cómodo criticando tu carrera o la forma cómo te vistes o la casa que tienes… pero la mayoría si se siente con el derecho a opinar sobre tu forma de criar.
Muchas de las decisiones que hemos tomado mi esposo y yo con respecto a la crianza de nuestro hijo han sido conscientes: la forma cómo lo alimentamos, la forma cómo le hablamos, el respeto que tratamos de inculcarle, cómo lo relacionamos con los demás, cómo le transmitimos el interés por aprender, el amor por las cosas simples, cómo le permitimos moverse con libertad y seguridad, cómo lo dejamos descubrir por sí mismo, cómo lo motivamos a ganar su propia autonomía e independencia… y día a día vemos los frutos de esas decisiones!
Si de algo me he dado cuenta en estos meses que llevo de mamá es que siempre que mi hijo hace algo bueno, la gente opina "qué belleza de bebé" "mira todo lo que hace" "mira lo bien que se porta" "mira cómo se come todo" "nunca lo escucho llorar" "es muy avanzado para su edad"… y siempre le achacan todas esas cualidades a la naturaleza del bebé…. nunca a la buena labor de los padres.
Pero no es sino que mi hijo esté cansado, que no haya dormido bien la siesta o peor aún! que se la haya saltado y esté peor que el grinch… y ahí tenlo por seguro que todo el mundo empieza a pensar: "lo está mal criando", "no le pone límites", "se la va montar", "que terremoto"… no todos lo dicen, pero seguro que si lo piensan.
Por qué será que todos los "malos comportamientos" de un niño son culpa de los padres y los "buenos comportamientos" no son por la buena educación que le damos los padres? por qué en general nos cuesta tanto valorar la labor de los padres?
Yo he aprendido a no prestarle atención a lo que me dice la gente, aunque confieso que cuando la crítica viene de alguien muy cercano se me revuelven las tripas!
Yo sé que no soy perfecta y cometo muchas equivocaciones, pero también sé que hago muchas cosas buenas como madre y que siempre estoy haciendo mi mejor esfuerzo, así que me siento super orgullosa de mi familia, de cómo mi pareja y yo hemos hecho un trabajo interno por tener la vida que queremos y criar a nuestro hijo cómo lo soñamos… así que casi siempre me termina resbalando.
Mi hijo no un es pequeño diablito, tampoco es el niño jesús encarnado o como dicen por ahí "una santa paloma", yo sé qué él tiene su carácter y su personalidad, que ni todo "lo bueno" que hace es gracias a mi buena educación ni todo "lo malo" que hace es por mi mala educación.
Ellos así como nosotros están en un aprendizaje constante, ellos también tienen defectos y cualidades, ellos también tienen días buenos y días malos y nuestro deber como padres se resume en acompañar con amor, teniendo como base el respeto y los valores que son más importantes para nuestra familia.
Los padres si tenemos una gran influencia en el comportamiento de nuestros hijos, estoy convencida de que somos su modelo y su espejo para actuar en la vida, por eso cada día trato de ser más tranquila y más paciente, trato de enseñarle y corregirlo con calma porque veo que cuando yo actúo de esa manera mi hijo es más receptivo y entiende el por qué de las cosas… así he aprendido que definitivamente de nada sirve gritar, enojarse y mucho menos pegarle a un niño y que no es así cómo se enseñan los límites… pero créanme que me ha costado lágrimas entenderlo y desaprender la forma cómo me criaron en mi casa.
Tradicionalmente se cree que un niño se corrige a punta de castigos, que las amenazas son efectivas y que el chantaje es un arma que puede utilizarse para lograr "buenos resultados"… Para mi esposo y para mí una buena educación yace en el respeto a sí mismo y a los demás, en reconocer mis límites, mis deberes y mis derechos como ser humano, en comprender que todo tiene una explicación y que las normas no son normas solo por qué "yo soy tu mamá y aquí se hace lo que yo digo y punto".
Mi mensaje para las mamás y papás que me leen es que confíen en lo que hacen, desaprendan las conductas "disciplinarias" negativas con las que fueron criados, eviten las reacciones que los hagan estresar y reflexionen cómo quieren vivir, cuáles son los valores esenciales que quieren transmitirle a sus hijos y sigan firmes en sus decisiones, escuchen su corazón y traten de criar con amor.
Todos soñamos con tener hijos "bien educados", pero para eso necesitamos trabajar primero en nosotros mismos.

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